Para considerar que una persona ha sufrido un trauma psicológico, tiene que haber estado expuesta a muerte, a amenaza de muerte, heridas graves o amenaza sexual, es decir, se ha enfrentado a una experiencia en la que la vida o la integridad física han estado en peligro.
Esta experiencia provoca una cascada de acontecimientos, en los que va a estar involucrada la persona como un todo. Es una respuesta de estrés agudo, en la que el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal se dispara con gran intensidad, y ahí empieza a cambiar o empieza a afectarse el funcionamiento cognitivo, el funcionamiento emocional y posteriormente también psicosocial e incluso la salud.
Cuando estas respuestas de estrés no se superan y persisten en el tiempo y en la persona es cuando hablamos de trastorno de estrés postraumático.
Algunos de los síntomas que se experimentan son:
La reexperimentación de lo que ocurrió (flashback), esto significa que los sucesos vuelven y vuelven, son como instantáneas, como fogonazos, en los que se vuelve a estar sintiendo y viviendo lo que ha ocurrido. Aunque lo hemos denominado fogonazos, esttos pueden ser muy largos, pueden durar horas e incluso días; también vienen pensamientos sobre lo que ocurrió, pesadillas, etc
La evitación, como el recuerdo crea gran sufrimiento, todo el esfuerzo y toda la energía se dedica a no recordar, a evitar. También se evitan las situaciones los lugares en los que aquello ocurrió. Como el miedo ha sido muy fuerte y muy intenso, es muy fácil que haya una generalización, es decir, que estímulos similares generen la misma respuesta, por lo que cada vez se evitan más y más situaciones y más y más lugares. La persona mantiene esta hiperactivación y además hay una alteración persistente en los pensamientos y en estado de ánimo.