Cuando hablamos del sesgo de atribución nos referimos a los errores que se producen al creer que unas personas poseen cualidades que no tienen después de habérselas asignado mediante la generalización.
Es decir, observamos que alguien tiene unas cualidades positivas específicas, como por ejemplo, ser buena deportista, con grandes éxitos, y de ahí pasamos a pensar en que todo lo que lleva consigo van a ser cualidades positivas, como ser inteligente cuando en realidad no lo es. (No siempre es beneficioso para el perceptor, como en el caso de la foto).
En nuestras relaciones de pareja nos puede pasar algo parecido a esto, como mi pareja tiene un buen trabajo, estudios universitarios y además juega bien al padel, puedo llegar a pensar que es buena en todo lo demás y que además sus opiniones son las correctas.
Lo que no se suele mencionar es el sesgo de atribución en negativo, es decir, cuando vemos a una persona fea, o desarreglada, tendemos a pensar que es malo en todo.
Ahora imaginemos que vivimos con una persona con la que hemos cometido el error de pensar que es buena en todo y que ese sesgo de atribución en negativo es en realidad un sesgo de AUTOATRIBUCIÓN, en el que el error de pensar que se es malo en todo lo cometemos con nosotros mismos, que nos vemos feos y a partir de ahí pensamos que valemos poco y además convivimos con “el que vale mucho”, pues “el cóctel está servido”, la mezcla es explosiva.
El que todo lo puede asumirá un estatus de poder y jerarquía dentro de la relación, que además será refrendado por el que no puede nada y lejos de ser una relación equilibrada y natural, en realidad se trata de una relación de servidumbre y de dependencia.
Así que no caigas en ninguno de los errores que conlleva el sesgo de atribución, y sobre todo, valórate, porque seguro que habrá cantidad de cosas que harás muchísimo mejor que tu pareja y procura que esa percepción te lleve a sentirte un igual, de esa forma vivirás un relación plena y equilibrada.