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Policía Nacional, ¿qué se mide?

Como ya comentábamos anteriormente en las bases de las diferentes convocatorias para el acceso al Cuerpo Nacional de Policía, la entrevista servirá para medir la socialización, comunicación, orientación hacia las metas, características de la personalidad, rasgos clínicos y cualidades profesionales de las personas aspirantes.

Socialización

Esta característica es significativa tanto en el ámbito personal como en el laboral.

Puntúa mejor la persona que le resulte fácil relacionarse con los demás, entrar en contacto con desconocidos mostrando aplomo y seguridad. También a quien los demás le tengan como una persona amable y cortés por atribuir mucho valor a mantener relaciones armoniosas y a tomar medidas que tengan un efecto equilibrante el integrador.

Comunicación

Al igual que la socialización, es una característica propia tanto del ámbito personal como del laboral.

Será una persona asertiva, es decir, con la capacidad de afirmarse en sus propios criterios y posturas frente a los demás sin ofender a nadie. Pero si tiene que decir algo desagradable o ser crítico con otras personas, lo hará con contundencia pero evitando el conflicto innecesario.

Orientación hacia las metas

Es una característica de la personalidad orientada al ámbito laboral.

En este caso se mide la importancia que se da la obtención de los resultados y la disposición de hacer grandes esfuerzos para conseguir realmente lo que ha decidido acometer. Puntuará más alto quien afronte tareas que requieran un nivel particularmente alto de esfuerzo y para quien los problemas difíciles tengan un efecto reforzador en su nivel de compromiso, motivándole para trabajar todavía con más energía; quien se comprometa en la consecución de los objetivos, incluso cuando está claro que será muy difícil alcanzarlos.

Características de la personalidad

Las personas que aspiran a policías presentarán un elevado grado de estabilidad emocional y destacarán por saber leer bastante bien la realidad social que les rodea y que se comportan con los demás respetando las reglas y normas sociales.

Rasgos clínicos

En este ámbito se tratará de identificar si las personas aspirantes tienen desórdenes de la personalidad que puedan diagnosticarse con alguna de las etiquetas clásicas, por ejemplo, del tipo de:

  • Esquizotípico, cuando sean elevadas la inestabilidad emocional, la introversión y la apertura a determinadas experiencias.
  • Antisocial; cuando sea elevada la extraversión y bajas la estabilidad emocional, el tesón y la integración social.
  • Borderline, cuando sean elevadas la ansiedad y la depresión y bajos el autoconcepto y la tolerancia al estrés.
  • Compulsivo, cuando sea muy altas la autoexigencia profesional, el dinamismo y el tesón junto con una pobre estabilidad emocional.

Cualidades profesionales

Coinciden con los valores propios de un policía, como pueden ser:

  • La dignidad, que implica respecto por la persona independientemente de su situación y sus consideraciones sociales.
  • El servicio, entendiendo que una actitud de servicio conlleva la convicción íntima de que servir a los demás forma parte de la esencia de un policía.
  • La entrega, es decir, la actitud desinteresada hacia la labor encomendada, en la que se implica toda la persona.
  • La lealtad, como cumplimiento del deber que tienen todo policía respecto de las normas de convivencia y de las leyes, de sus superiores, compañeros y de lo que supone el servicio al ciudadano.
  • La creatividad, como motor de todo cambio, anticipándose y resolviendo los nuevos problemas; oponiéndose al gregarismo y la mediocridad.
  • El trabajo en equipo.

VUELTA AL COLE

vueltaSe acaban las vacaciones. Los que tienen la suerte de trabajar, se encuentran con el momento en el que tienen que retomar la vida cotidiana, volver a casa y volver al trabajo, una vez finalizadas las vacaciones, nos encontramos de nuevo con la rutina. Los que no tienen la fortuna de formar parte del mundo laboral pueden pensar que no se debe tener motivo de queja, al contrario, que es una suerte.

Pueden tener o no tener razón, pero aún teniéndola, no resulta suficiente para que el que tenga que volver pase unos días “malos”.

Sobre el llamado síndrome post-vacacional se pueden leer, ver u oír multitud de cosas en los diferentes medio de comunicación, y cada vez que prestamos atención a alguna de estas noticias, nuestra mente piensa solamente en los adultos.

Sin embargo, también la vuelta de las vacaciones afecta a los niños, a su vuelta al colegio, y todos los consejos que oímos para los mayores, los podemos adaptar a los niños.

Sería un grave error pensar que como son niños no tienen problemas, no piensan que la vuelta es dura, que no tienen estrés….

Debemos tomarnos en serio las emociones de los niños y debemos enseñarles de qué forma pueden afrontar la vuelta a la rutina. Hay que tener en cuenta que van a pasar de estar con sus padres, o de verles todos los días a ver como el tiempo que pasan con ellos disminuye, porque sus padres ya empiezan a trabajar; esto, por si mismo, ya supone una cambio en la rutina estival, un cambio que les afecta.

Después viene al vuelta al colegio, imaginemos que si para cualquiera ya es duro volver después de un mes de vacaciones, como será para ellos, que han estado dos meses.

Es un asunto que hay que tomarlo en serio, se les debe transmitir la conveniencia de que hagan alguna actividad intelectual (leer, echar un vistazo al programa del curso, hacer algún ejercicio, etc.) de tal forma que se vayan habituando a lo que les espera.

Al igual que con los adultos, conviene que vuelvan a su entorno varios días antes, que queden con sus compañeras de clase, que vean la escuela, etc…

De esta forma, se irán haciendo a la idea poco a poco y no les costará tanto volver a la escuela.