El papel del policía como mediador no es fácil, ya que la mediación tiene su base fundamental en una relación de poder en un plano igualitario y en una relación de confianza mutua, y si a eso sumamos que no es fácil mediar porque es una técnica que requiere habilidades especiales en quienes la practican, se puede pensar que la policía, por su propia condición de autoridad hace que no esté en un plano de igualdad con el resto de los integrantes del proceso.
Es aquí donde nos encontramos con un problema de percepción que es necesario abordar desde todos los ángulos.
En mi opinión, y por mi propia experiencia, una de las mayores dificultades que nos podemos encontrar, tanto la policía como la ciudadanía, parte del rol que la policía desempeña, que no es otro que el de dar la solución al problema que se esté planteando, siendo lo normal que a una de las partes se le dé la razón, lo que implica que a la otra se la quite. Normal y tradicionalmente, esto es lo que se espera de las fuerzas de seguridad públicas, y así es como suele actuar el policía. Esto conlleva que una de las partes quede satisfecha (en todo o en parte) y la otra no.
En cambio en la mediación, el policía juega otro papel, papel que no es impositivo sino que es más bien “directivo”.
Desde mi punto de vista, el rol de autoridad que tiene, aunque no se ejerza como tal, es un factor que nos otorga a los policías cierta ventaja sobre otro tipo de mediadores, como es que el clima de confianza y neutralidad no hay que crearlo, ya viene dado, las personas confían en la policía para resolver sus problemas; y eso hace que se puedan pasar a fases posteriores de la mediación con más rapidez y seguridad.
Para paliar el problema del cambio de rol, se tiene que producir en el policía mediador un cambio de mentalidad, un cambio en la forma de actuar, tiene que aprender a saber qué es lo que se espera que haga en una mediación, tiene que saber esperar, saber escuchar, tener paciencia, saber dirigir el proceso, saber qué propuesta es factible (puede que haya una propuesta manifiestamente ilegal que no se pueda cumplir), saber detectar si hay situaciones de superioridad, etc.
Este cambio de mentalidad debe ir precedido por una formación adecuada, formación que tiene que ir encaminada a saber hacer un buen análisis del conflicto; a fomentar la capacidad del policía de ser parte de la comunidad; a utilizar los recursos necesarios en la gestión de los conflictos y más específicamente en la técnica de mediación policial.
La formación en habilidades sociales; en comunicación; en comprensión de los problemas; en regulación emocional, etc. también formará parte de lo que el mediador necesita para realizar su trabajo de la forma más eficiente.
Mediación policial
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