En la era digital, el consumo de pornografía entre adolescentes ha alcanzado niveles alarmantes, según un informe elaborado por Save the Children, el 70% de la juventud accede a este tipo de contenido. Además, para el 30%, esta se convierte en su única fuente de información sobre sexualidad, lo que plantea un serio problema educativo.
Aunque el Código Penal español tipifica la difusión de material pornográfico entre menores como un delito, solo se han registrado 258 sentencias al respecto en el año 2022. Este dato resalta la necesidad de una mayor conciencia y acción legal para abordar esta preocupante tendencia.
Es crucial comprender que el acceso a la pornografía se ha simplificado a través del móvil, aumentando la vulnerabilidad de los menores. Para contrarrestar este problema, la educación emerge como una de las estrategias más efectivas. No solo se trata de informar a los adolescentes sobre los riesgos asociados, sino también de proporcionar orientación a las familias y al entorno educativo.
Es esencial reconocer que la prevención es una responsabilidad compartida. Fomentar una educación sexual saludable y abierta se convierte en un paso clave para proteger a nuestra juventud y dotarlos de las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas y saludables en su desarrollo sexual. Al abordar este tema con seriedad y compromiso, podemos allanar el camino hacia un futuro donde la sexualidad se viva de manera consciente y respetuosa.