La calma se transmite
Vaya por delante que lo primero que quiero hacer es mostrar mi apoyo y solidaridad a todas las víctimas y allegados del accidente aéreo sucedido en Colombia el 29 de noviembre del 2016, tras la caída del avión que llevaba al equipo de fútbol Chapecoense de Brasil a Colombia.
También me gustaría remarcar mi admiración por el gran trabajo que están realizando los equipos de intervención en emergencias y catástrofes en unas situaciones en las que no es nada fácil intervenir.
Dicho esto, al ver las imágenes del rescate de un miembro de la tripulación, podemos observar varias cuestiones con respecto a la actuación de este miembro, que aún siendo buena, sería susceptible de mejora desde el punto de vista de la Psicología de Emergencias.
En situaciones de emergencia no sirve de nada pedir la calma, decir: “Cálmate” o “Tranquilo” no llevan a que las víctimas se calmen, es más se pueden llegar a sentir ofendidos, desconfiados o frustrados.
Ofendidos puesto pueden pensar en “Cálmate tú”, “¿Quién te piensas qué eres para decirme que me calle?, o “¿De verdad piensas que con lo que he vivido me puedo calmar?
Desconfiados porque pueden pensar que alguien que les pide calma sin saber lo que están sintiendo, no puede llegar a entender por lo que está pasando y, por lo tanto, no va a poder ayudarles.
Frustrados, ya que si “Alguien que sabe me dice que tengo que estar calmado y no puedo, ¿qué va a ser de mi?, no podré superar esto jamás”.
¿Qué podemos decir?
En la mayoría de las ocasiones pensamos que se espera que digamos algo y, en cambio, lo mejor es no decir nada, simplemente acompañar, estar, que la persona sienta que tiene alguien a su lado.
En el caso que nos ocupa, vemos al rescatado llamar a otras personas, probablemente compañeros de la tripulación. Decirle la verdad, lo que ha pasado realmente, sería una respuesta difícilmente aguantable. Pero decirlo lo que no es tampoco es bueno, puesto que no se puede mentir en este tipo de situaciones, dado que lo importante es generar un clima de confianza como paso previo a la calma y a la seguridad.
En este caso, lo mejor es decir que ya hay compañeros del equipo de rescate que se están encargando de atender a todas las víctimas y que, en el momento en el que se tengan noticias fiables, se le dirá.
Hay que tener en cuenta que en los primeros momentos de una catástrofe, las noticias son muy confusas y podemos afirmar algo que no es cierto.
Se debe intentar reconducir a la víctima hacia el dialogo que a nosotros nos interese, transmitiendo seguridad y calma, pero nunca pidiéndola.
Hace muy bien el rescatador cuando le pregunta sobre su estado físico, es una manera de que se centre en sí mismo, en sus sensaciones físicas y que no esté tan centrado en lo que les pasa a los demás.
Otra cuestión que podemos observar y que también podría ser mejorable, es que el rescatador está hablando por la emisora o por teléfono con otra persona y descuida la atención que le presta al rescatado.
En ese momento, la víctima requiere de toda nuestra atención, se convierte en el único objetivo, no podemos perder ningún detalle de su comportamiento y de su lenguaje no verbal.
Hay muchas más cosas que pueden hacer los rescatadores, pero sería extenderme demasiado y en está ocasión solo quería poner el énfasis en que debemos recordar:
NO PEDIR CALMA, y SÍ TRANSMITIR CALMA.
José Luis Ahedo
Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes.