Sí, el cerebro nos pone trampas que a veces nos impiden llegar a conseguir los objetivos que nos hemos propuesto.
El cerebro está diseñado para ayudar al ser humano a sobrevivir y para proporcionarle placer.
Cuando detecta que el ser humano se encuentra en peligro o en una situación que suponga sufrimiento, malestar, incomodidad, etc, hace todo lo posible para sacar a la persona de esa situación.
El problema se presenta en el momento en el que estamos haciendo una actividad, que hemos elegido hacer, o que no tenemos más remedio que realizar, y esta actividad no nos gusta, entonces el cerebro interpreta que hay que salir de esa situación lo antes posible.
Por ejemplo, has elegido estudiar una carrera universitaria, por el motivo que sea, bien sea por aprender, por ascender, por encontrar un buen trabajo, etc. Y esa elección conlleva un “sufrimiento”, como puede ser estudiar (otro día hablaré de los exámenes y del deporte).
Si cada vez que nos ponemos a estudiar, lo hacemos con desgana; pensando que es un rollo; que vaya asignatura más mala; que el libro está mal escrito y es una mierda; que los apuntes que he cogido no valen para nada; o cualquier otra cosa que vaya en la misma línea, nuestro cerebro interpreta que nos encontramos ante una situación, cuando menos displacentera, y hará todo lo posible para sacarnos de ahí. Lo ha estado haciendo durante milenios y hasta ahora le ha ido bien.
Y para sacarnos de esa situación, utilizará todo lo que esté en su mano y nos pondrá trampas como: dolor de cabeza, contracturas, dispersión mental, buscar un entretenimiento, bajar nuestra autoestima, gastritis, taquicardias, nervios o ansiedad.
Ahora bien, ¿cómo evitamos esto?
Se evita empleando un tiempo, previo al comienzo de cada jornada de estudio, a mentalizarse de que lo que vamos a hacer nos gusta, nos proporciona mucho placer, o que nos gusta aprender. Intentando siempre que los mensajes que nos autoenviamos vayan en clave positiva, es decir, evitar frases que lleven un NO.
Las rutinas antes de empezar a estudiar (poner los libros en la mesa de estudio, acomodar la luz, colocar los bolígrafos, coger agua) también ayudan, ya que estarán indicando a nuestro cerebro que es lo que vamos a hacer y de esta manera se irá preparando y no le pillará por sorpresa. Es algo similar al calentamiento en el deporte.
En definitiva, si le indicas a tu cerebro que no va a sufrir, no te pondrá trampas.
Ten en cuenta que cada persona es diferente y con motivaciones diferentes, acudir a una consulta de psicología te puede ayudar a identificarlas y a abordar el estudio de una forma eficiente.
José Luis Ahedo
Orientador