Expresa tus emociones. Cuando se está pasando por una situación crítica, como puede ser el paro, las emociones se agolpan continuamente dentro de nosotros, y muchas veces las escondemos, por la razón que sea: no preocupar a los demás, vergüenza, introversión, etc.
Pero llega un momento en el que ya no se pueden contener más y salen atropelladamente en forma de diversas conductas. Y puesto que las manifestaciones externas pueden ser muy distintas ante una misma situación, nos podemos encontrar con conducta iracundas, agresivas, autolíticas,…. En resumen, el abanico que se despliega en el momento de la implosión emocional puede ser tan diferente como podamos imaginar, por no hablar del riesgo de caer en conductas adictivas como el alcohol, las drogas, el juego, etc.
Y claro, estas reacciones no solamente afectan a la víctima del paro, sino que también tienen una notable repercusión en las personas de su entorno, acentuándose más en las de su círculo más próximo.
Así que expresa antes posible lo que sientes, di a tu familia lo que está pasando por tu interior. No esperes que ellos vayan a tener la varita mágica que solucione todo lo que estás viviendo, pero sí conseguirás que sepan lo que sientes y que sean partícipes de ello, comprenderán mejor tu estado y habrá muchas menos posibilidades de que estalles cuando ya no puedas más.
Hay que tener en cuenta que el silencio no ayuda, nadie se puede meter en tu mente, y es un error pensar que los demás tendrían que haberse dado cuenta de lo que te pasa, piensa que si tu no dices nada, quizá no te digan nada a ti para respetar tu silencio.
Ahora bien, no es conveniente que se vayan expresando los sentimientos más íntimos a personas que no sean de toda confianza.
Otra forma de expresarlo es escribir, así sacas fuera lo que tienes y puede ser que cuando lo releas, adquieras conciencia sobre lo que estas viviendo y se abra ante ti una nueva visión y una nueva manera de abordar tu situación.