Para considerar que una persona ha sufrido un trauma psicológico, tiene que haber estado expuesta a muerte, a amenaza de muerte, heridas graves o amenaza sexual, es decir, se ha enfrentado a una experiencia en la que la vida o la integridad física han estado en peligro.
Esta experiencia provoca una cascada de acontecimientos, en los que va a estar involucrada la persona como un todo. Es una respuesta de estrés agudo, en la que el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal se dispara con gran intensidad, y ahí empieza a cambiar o empieza a afectarse el funcionamiento cognitivo, el funcionamiento emocional y posteriormente también psicosocial e incluso la salud.
Cuando estas respuestas de estrés no se superan y persisten en el tiempo y en la persona es cuando hablamos de trastorno de estrés postraumático.
Algunos de los síntomas que se experimentan son:
La reexperimentación de lo que ocurrió (flashback), esto significa que los sucesos vuelven y vuelven, son como instantáneas, como fogonazos, en los que se vuelve a estar sintiendo y viviendo lo que ha ocurrido. Aunque lo hemos denominado fogonazos, esttos pueden ser muy largos, pueden durar horas e incluso días; también vienen pensamientos sobre lo que ocurrió, pesadillas, etc
La evitación, como el recuerdo crea gran sufrimiento, todo el esfuerzo y toda la energía se dedica a no recordar, a evitar. También se evitan las situaciones los lugares en los que aquello ocurrió. Como el miedo ha sido muy fuerte y muy intenso, es muy fácil que haya una generalización, es decir, que estímulos similares generen la misma respuesta, por lo que cada vez se evitan más y más situaciones y más y más lugares. La persona mantiene esta hiperactivación y además hay una alteración persistente en los pensamientos y en estado de ánimo.
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El cambio de moto de Marc Marquez
No se trata solamente de cambiar de moto, es algo más.
Puede que te gusten o no te gusten las motos, puede que entiendas lo que significa “el paso por curva”, que se “cuelga de la moto”, etc.., o puede que no tengas ni idea de lo que significa.
Pero sea como fuere, no hace falte que te gusten las motos para reconocer que lo que nos ha mostrado Marc Marquez en el GP de Assen es digno de admiración. Y no me refiero al resultado, sino a todo lo que hay detrás de ese salto de una moto a la otra.
Nos ha enseñado el fruto del trabajo y del esfuerzo, antes de Assen llevaba 7 carreras ganadas de 7 disputadas, podría haberse relajado y hacer lo que hicieron todos, correr y pelear en la pista.
Marquez ha ido más allá, ha practicado una y otra vez como cambiar de moto de la forma más rápida, y lo ha conseguido, pasa de una moto a la otra sin tocar el suelo, le hemos visto intentarlo antes sin lograrlo, pero lejos de rendirse ha seguido trabajando.
Hay que recordar que no se trata de un funambulista, sino de un corredor de motos.
¿Por qué él lo ha hecho y los demás no?
Porque tiene esa determinación que marca la diferencia entre los buenos y muy buenos de los extraordinarios. No solo tiene talento para correr, sino que, como hemos visto con esta acción, también hay un gran trabajo y un gran esfuerzo detrás.
No hace falta ser Marquez para hacer lo mismo que él, cuidar todos los detalles, esforzarse todo lo necesario para conseguir lo que nos proponemos.
Si eres deportista, ve un poco más allá del puro entrenamiento, comprueba el material que vayas a usar, pruébalo en los entrenamientos y no lo estrenes el día de la competición. Recuerdo que hace muchos años oí en la radio que a un portero de fútbol le habían metido un gol porque estrenaba lo guantes ese día y el balón se resbaló, puede parecer obvio, pero no lo hizo, no probó antes los guantes.
Si preparas una oposición, no dejes ningún detalle sin preparar, por ejemplo, llevar dos bolígrafos a examen, llevar agua, saber exactamente el lugar e ir con tiempo suficiente….
Si tienes una entrevista de trabajo, prepárala, piensa en lo que te van a preguntar, pruébate la ropa que vas a llevar con suficiente tiempo como para poder cambiar si no te ves bien, busca por Internet las características de la empresa y no improvises.
Sigamos su ejemplo, trabajo, esfuerzo y preparar hasta el más mínimo detalle. Merece la pena.
Hipnosis y Deporte
La hipnosis ayuda a mejorar el rendimiento deportivo de varias maneras:
Potenciando la fuerza.
- Aumentando la resistencia.
- Mejorando la actitud y la motivación.
- Elevando la autoestima.
- Acelerando la recuperación de las lesiones.
- Aumentando la rapidez de las reacciones.
- Mejorando la técnica.
- Acelerando la adquisición de automatismos.
Hoy vamos a centrarnos en la adquisición de automatismos.
Cuando estamos aprendiendo un deporte, hay una serie de “gestos” que tenemos que adquirir, por ejemplo, en la foto vemos a dos remeros sacando las palas del agua, en este caso, uno de los gestos que el remero tiene que aprender es el de sacar las palas rápidamente, de forma sincronizada y una vez que los remos están fuera del agua, iniciar el repaleo.
Y por supuesto, cuando lo están haciendo en competición, no piensan en hacerlo, simplemente lo hacen, se puede decir entonces que han adquirido un automatismo.
Para adquirir estos automatismos hay que entrenar mucho ese gesto, esa acción y, por supuesto, combinarla con otras.
Ahora bien ¿cómo nos puede ayudar la hipnosis?.
Haciendo que esos automatismos tarden menos tiempo en llegar. Una de las características de la hipnosis es que permite al cerebro saber exactamente lo que tiene que hacer para conseguir que los músculos se muevan de una forma determinada y de una manera automática.
Para ello, una vez que el deportista se encuentra en estado hipnótico se le invita a vivir mentalmente (es como estar subidos en un simulador virtual) el gesto que quiere conseguir, por ejemplo, sacar las palas rápidamente del agua. En este caso, “vivenciaría” el hecho de verlas salir rápidamente y de la forma correcta y su cerebro iría procesando lo que se quiere conseguir, para así poder dar las ordenes precisas a la espalda, hombros, brazos, manos, muñecas, etc.
De esta forma, cuando lo tiene que poner en práctica, su parte inconsciente ya sabe lo que tiene que hacer, con lo que se consigue que el automatismo se adquiera mucho más rápido que si sólo se practica de manera consciente y de modo real.
De tal manera que si el tiempo que dedicamos al aprendizaje de la técnica adecuada disminuye, podemos dedicar más tiempo a otras facetas también importantes (incluidos los valores como deportista) y además, si se realiza con jóvenes, habrán adquirido una base importantísima para su futuro.
Hemos puesto el ejemplo del remo, pero sirve para cualquier deporte, de hecho, cuantos más automatismos sean necesarios, mayor será su eficiencia.
Mitos sobre la Hipnosis
Siguiendo a Antonio Capafons, vamos a continuar hablando sobre los mitos acerca de la hipnosis, aclarando en cada uno de ellos cual es la realidad.
MITO: La hipnosis no pertenece al campo de la psicología científica. Quienes la practican suelen ser charlatanes, curanderos y hombres del espectáculo. las personas que mejoran con ella con crédulas, ignorante y “dependientes”.
REALIDAD: Los psicólogos que usamos la hipnosis tenemos una formación científica, estudiamos los mecanismos cerebrales que están en la base de la hipnosis y explicamos correctamente al paciente en qué consiste. Como ejemplo está el propio Antonio Capafons, catedrático de la Universidad de Valencia.
MITO: La hipnosis puede explicitar o agravar psicopatologías “latentes” de la persona. Incluso puede desarrollar alteraciones psíquicas en los individuos sanos. Los individuos con problemas psicopatológicos pueden empeorar con la hipnosis.
REALIDAD: Todas las investigaciones insisten en señalar que la hipnosis no tiene efectos secundarios, que lo peor que puede pasar es que no pase nada.
MITO: La hipnosis provoca un “estado” similar al del sueño, en el que la persona muestra unas características especiales. Si no se alcanzan tales características, la persona no está hipnotizada. Sólo se puede estar en situación especial si se ha recibido un método de inducción hipnótica.
REALIDAD: Este mito no es sino una representación de una de las formas de usar la hipnosis, pero no tiene porque ser siempre así, de hecho uno de los objetivos principales en casos de adicciones, dolor, deporte, etc, es el uso de la hipnosis fuera de la consulta y la apariencia de la persona hipnotizada es la de una persona en estado de vigilia.
MITO: La hipnosis provoca reacciones inusuales, excepcionales y cuasi mágicas en las personas.
REALIDAD: La hipnosis no produce milagros, pero potencia habilidades que tenemos escondidas y que son desconocidas para nosotros, lo que hace que a veces pensemos que realmente hay magia.
MITO: La hipnosis es una terapia (hipnoterapia) que no exige ningún esfuerzo por parte del cliente para cambiar de comportamiento. Sólo las personas muy susceptibles, sin embargo, pueden beneficiarse de ella.
REALIDAD: Es cierto los resultado son rápidos, pero requiere disciplina por parte del paciente, sobre todo al principio. Hasta que llegue a dominar bien la técnica, debe practicar en casa entre 5 y 20 minutos diarios. Todas las personas pueden obtener beneficios.
HIPNOSIS ¿MITO O REALIDAD?
La hipnosis es usada en la psicología como una técnica más que ayuda a obtener los resultados perseguidos, luego la hipnosis es una REALIDAD en psicología. Se basa en obtener un estado de conciencia diferente al que se tiene estando depiertos y diferente también al que se tiene cuando estamos dormidos.
Se parece a las percepciones que tenemos cuando estamos a punto de dormir, ese estado que no es ni dormido ni despierto, que incluso pueden venir a nuestra mente sueños o ideas que parecen extrañas y nos dejamos llevar hasta quedarnos finalmente dormidos.
Sin embargo, si en esos momentos decidiéramos levantarnos de la cama, lo haríamos, puesto que al no estar todavía dormidos, una parte de nuestro yo consciente controla lo que hacemos.
Esto mismo es lo que sucede cuando estamos hipnotizados, pueden venir a nuestra mente cosas aparentemente extrañas (que el psicólogo interpretará adecuadamente), pero como seguimos manteniendo el control de nuestros actos, podemos dejar que continúen o que paren. Aunque lo más frecuente es que en esos momentos nos dejemos llevar por esa parte de nosotros que quiere que las cosas pasen, en lugar de cortarlas y volver a “lugares” ya conocidos donde ya sabemos lo que nos aguarda, y que sabemos que no queremos volver a vivirlos.
En lo relacionado con la hipnosis existen numerosos mitos, cosas apartadas de la realidad. Una de las preguntas más frecuentes que nos hacen nuestros pacientes es la relacionada con el hecho de correr el riesgo de quedarse hipnotizada para toda su vida, o durante un periodo de tiempo y las consecuencias de ello. La respuesta es que NO, TAJANTEMENTE NO, aunque a mi me de un infarto y me muera en mitad de una sesión, al paciente no le pasará nada, es más me ayudará, porque esa parte que mantiene el control se pondrá alerta y le sacará del estado de hipnosis.
Otra falso mito es que muchas veces se piensa, por influencia de lo que se ve en espectáculos de hipnosis, que el hipnotizador se apodera de la voluntad del paciente y éste se convierte en un títere que hará todo lo que el hipnotizador diga. Esto es algo totalmente INCIERTO, nadie hace nada que no quiera hacer.
En los próximos artículos iremos desgranando más aspectos relacionados con la hipnosis y la psicología.
VÍCTIMA O VÍCTIMA
Muchas mujeres que son víctimas de la violencia de su pareja lo siguen siendo porque no ven otra salida a su situación.
Hay ocasiones en las que lo ven claro y se deciden, después de mucho pensarlo y después de mucho sufrimiento, a denunciarlo, nunca es una decisión fácil, hay muchos factores a tener en cuenta: emocionales, personales, familiares, sociales, económicos….
Pero otras veces, resulta casi imposible hacer algo, tienen que decidir entre ser víctimas o ser víctimas.
Víctimas del maltrato, de las vejaciones, de las agresiones, de las humillaciones…, o víctimas secundarias de la sociedad, del entorno, de la justicia, de la policía, etc.
No es infrecuente que la mujer piense que es peor lo que le espera que lo que le está pasando, “hija aguanta” puede llegar a oír de boca de su madre, la persona en la que más confiaba, la persona que debía protegerla, así la mujer se convierte en víctima de su propia familia, de su entorno, de la propia sociedad.
También el propio proceso judicial puede ser una verdadera tortura: hablar de ello a alguien que no conoces, ser examinada por alguien que no conoces, volver a repetir una y otra vez lo sucedido, etc.
Probablemente a nuestra mente estén llegando casos que conocemos y sean más o menos socialmente normales, y me refiero a parejas de novios, matrimonios, parejas de hecho, etc.
Pero ¿qué pasa cuando no son parejas socialmente aceptadas? ¿Uno de los dos o ambos con otra relación estable? ¿No existe el maltrato en estos casos?
La respuesta es que sí existe, con lo que la situación se complica todavía mucho más, “o aguantas o tu marido se entera, y lo que es peor, tus hijos también”.
La mujer ya no sabe ni que hacer, no sabe a dónde acudir, si lo denuncia, su marido se enterará.
Entonces ¿no hay solución?. Si que la hay, hay lugares a los que acudir para que buscar orientación, desde asociaciones hasta profesional, bien del derecho o de la psicología, que buscarán la mejor forma para salir de ello.
Nuestro consejo es que hay que hacer algo, se puede salir de ello y hay que intentarlo.
VUELTA AL COLE
Se acaban las vacaciones. Los que tienen la suerte de trabajar, se encuentran con el momento en el que tienen que retomar la vida cotidiana, volver a casa y volver al trabajo, una vez finalizadas las vacaciones, nos encontramos de nuevo con la rutina. Los que no tienen la fortuna de formar parte del mundo laboral pueden pensar que no se debe tener motivo de queja, al contrario, que es una suerte.
Pueden tener o no tener razón, pero aún teniéndola, no resulta suficiente para que el que tenga que volver pase unos días “malos”.
Sobre el llamado síndrome post-vacacional se pueden leer, ver u oír multitud de cosas en los diferentes medio de comunicación, y cada vez que prestamos atención a alguna de estas noticias, nuestra mente piensa solamente en los adultos.
Sin embargo, también la vuelta de las vacaciones afecta a los niños, a su vuelta al colegio, y todos los consejos que oímos para los mayores, los podemos adaptar a los niños.
Sería un grave error pensar que como son niños no tienen problemas, no piensan que la vuelta es dura, que no tienen estrés….
Debemos tomarnos en serio las emociones de los niños y debemos enseñarles de qué forma pueden afrontar la vuelta a la rutina. Hay que tener en cuenta que van a pasar de estar con sus padres, o de verles todos los días a ver como el tiempo que pasan con ellos disminuye, porque sus padres ya empiezan a trabajar; esto, por si mismo, ya supone una cambio en la rutina estival, un cambio que les afecta.
Después viene al vuelta al colegio, imaginemos que si para cualquiera ya es duro volver después de un mes de vacaciones, como será para ellos, que han estado dos meses.
Es un asunto que hay que tomarlo en serio, se les debe transmitir la conveniencia de que hagan alguna actividad intelectual (leer, echar un vistazo al programa del curso, hacer algún ejercicio, etc.) de tal forma que se vayan habituando a lo que les espera.
Al igual que con los adultos, conviene que vuelvan a su entorno varios días antes, que queden con sus compañeras de clase, que vean la escuela, etc…
De esta forma, se irán haciendo a la idea poco a poco y no les costará tanto volver a la escuela.
ROMPIENDO CADENAS
Para defenderse de una situación de “chantaje emocional” lo primero que hay que hacer es identificarla, saber que realmente se esta viviendo una relación “vampírica”, y no es tarea fácil puesto que quizá se vea como algo normal.
Las personas que se encuentran inmersas en la espiral de una situación anormal no siempre son conscientes de ello y hasta que no se encuentran fuera de esa vorágine, no se aprecia el hecho como, cuanto menos, atípico (por poner algo suave).
Una manera de darse cuenta de ello es teniendo relaciones con otras personas diferentes a las del círculo habitual. Dicho así, parece fácil, pero somos conscientes de que no lo es, porque lo que el “vampiro” hace es precisamente evitar que su víctima tenga relaciones con otras personas y mucho menos si intuye que le van a hacer ver la realidad.
Se excusará con frases como “te esta jamando el coco”, “tu no tienes necesidad de ver a gente como esa”, etc.
Lo que hay detrás de esas frases es, en realidad, un empeño por perpetuar el control, de esa forma siempre existirá un sometimiento.
Así, que sea cual sea la forma de relación que se tenga, es conveniente relacionarse con personas diferentes a las del entorno de la persona con la que habitualmente se convive. Si todo es normal, no habrá ningún problema, y si no lo es, se será consciente de lo que está pasando.
Una vez identificado el tipo de problema existente, el segundo paso será el intentar ponerle freno. Si ya existe la comunicación con otras personas, con las que además se comparten actividades, se habrá dado un paso muy importante, dado que se estará comenzando a trabajar el desapego de la persona vampirizadora y se empezará a trabajar la autonomia y la autosuficiencia.
El hecho de trabajar el desapego es compatible con querer seguir estando con alguien, pero transformando la relación en algo que sea beneficioso para los dos, que los dos se sientan realizados, pero no uno a costa del otro, sino como pareja.
CHANTAJE “FRATERNAL”
La relación entre hermanos también puede dar lugar a que se produzca el “chantaje emocional fraternal”.
“Llego de trabajar y me encuentro con los platos encima de la mesa”, dice la madre a sus dos hijos, “no es justo que me pase todo el día trabajando y vosotros dos no seáis capaces ni tan siquiera de recoger lo que mancháis. Además, Juan, tu eres el mayor y deberías dar ejemplo a tu hermano”.
“La cosa no ha sido así…”, responde Juan, mientras Antonio permanece callado.
“Encima contestando, no quiero saber nada más, estoy hasta las narices, os he dicho mil veces que quiero la casa en condiciones y que os arregléis entre vosotros”.
Visto así, parece una escena más o menos normal y con el cabreo justificado de la progenitora. Pero debemos estar atentos a todo lo que pasa y hablar con nuestros hijos, sin juzgar y sin dar nada por supuesto.
Si hubiésemos visto lo que había pasado habríamos presenciado algo como esto:
Antonio dice con sorna: “Juan, ya puedes empezar a recoger los platos que luego viene mamá y se cabrea.”
Juan, enfadado, responde: “Estoy harto, siempre me toca a mi y tu no haces nada más que jugar con la consola todo el día, hoy no pienso hacerlo, y le voy a decir a mamá que siempre pasa lo mismo.”
Antonio, contesta sonriendo: “Tu verás, a mi me da igual, encima me voy a tomar un refresco y voy a dejar la lata encima de la mesa, para que aprendas.”
Escenas como estas pueden suceder en muchos hogares, un hermano o hermana abusa de la predisposición del otro y de que no quiere tener líos.
Los padres, que siempre ven que las cosas están hechas, cuando no lo están se enfadan y en realidad no saben, o no quieren saber, que uno de los hermanos está siendo oprimido por el otro, vampirizándole emocionalmente, pero cuidado, quizá algún día la víctima salte, se enfurezca y acabe produciéndose una ruptura total.
Pero hasta que eso suceda, es víctima de su propio entorno, que no comprende sus ansias por no tener sufrimientos innecesarios y soporta lo indecible hasta que ya no puede más.
La solución pasa por intentar poner freno a esta situación cuando es incipiente, antes de que se llegue a un punto de no retorno.
VAMPIRO O VAMPIRIZADO
¿Qué eres? “Vampiro” o “Vampirizado”
Cuando hablamos de que en las relaciones se produce, en no pocas ocasiones, una relación de dependencia emocional, no solamente nos estamos refiriendo a las parejas sentimentales.
Este tipo de interdependencia se puede dar entre parejas de cualquier tipo, y de cualquier condición. No es exclusiva de una forma de relación determinada.
Un caso muy común de este tipo de relaciones también lo podemos encontrar en las relaciones paterno o materno-filiales; en las relaciones laborales; en las deportivas; etc.
Incluso puede darse el caso de que en un tipo de relación se asuma un rol y en otra relación se tenga otro rol. Se puede ser dependiente emocional en una relación y “chantajista” emocional en la otra.
Pero no siempre se es consciente de que estamos viviendo este tipo de relaciones, porque como siempre lo hemos vivido así, nos parece hasta normal.
Sería conveniente intentar observar y analizar nuestro comportamiento con respecto a las personas de nuestro entorno para conocer cuál es nuestra forma de convivencia.
A quién echamos la culpa de que por ejemplo, cuando nos vayamos a acostar, esté la cama deshecha; o de que esté la cena fría cuando llegamos tarde; o de que no encontremos la falda o los pantalones que ese día queríamos vestir.
Si la respuesta es “a mi madre/padre” o “a mi marido/mujer”, debemos pensar en lo siguiente: ¿Cuál es nuestra reacción ante esto?, nos enfadamos y así se lo hacemos ver a los “culpables”.
Si la respuesta es afirmativa, se debe empezar a sospechar de que si no lo somos ya, estamos en el camino de llegar a ser un “vampiro” emocional.
El “vampiro emocional” se empieza a construir desde muy temprana edad, desde que se da cuenta de que tocando la fibra sensible de su padre o madre, haciéndoles sentir responsables y culpables de las cosas que no le gustan. A partir de ese momento continuará poniendo en práctica las experiencias aprendidas y si se ven reforzadas con el resultado que estaba buscando, estas conductas se repetirán continuamente.
Pero no nos engañemos, puede ser que el “vampiro emocional” se convierta en una persona sin recursos, que no sabe hacer otra cosa que manipular a otros, y que cuando se tope con alguien no manipulable, se acabó.