Siguiendo a Antonio Capafons, vamos a continuar hablando sobre los mitos acerca de la hipnosis, aclarando en cada uno de ellos cual es la realidad.
MITO: La hipnosis no pertenece al campo de la psicología científica. Quienes la practican suelen ser charlatanes, curanderos y hombres del espectáculo. las personas que mejoran con ella con crédulas, ignorante y “dependientes”.
REALIDAD: Los psicólogos que usamos la hipnosis tenemos una formación científica, estudiamos los mecanismos cerebrales que están en la base de la hipnosis y explicamos correctamente al paciente en qué consiste. Como ejemplo está el propio Antonio Capafons, catedrático de la Universidad de Valencia.
MITO: La hipnosis puede explicitar o agravar psicopatologías “latentes” de la persona. Incluso puede desarrollar alteraciones psíquicas en los individuos sanos. Los individuos con problemas psicopatológicos pueden empeorar con la hipnosis.
REALIDAD: Todas las investigaciones insisten en señalar que la hipnosis no tiene efectos secundarios, que lo peor que puede pasar es que no pase nada.
MITO: La hipnosis provoca un “estado” similar al del sueño, en el que la persona muestra unas características especiales. Si no se alcanzan tales características, la persona no está hipnotizada. Sólo se puede estar en situación especial si se ha recibido un método de inducción hipnótica.
REALIDAD: Este mito no es sino una representación de una de las formas de usar la hipnosis, pero no tiene porque ser siempre así, de hecho uno de los objetivos principales en casos de adicciones, dolor, deporte, etc, es el uso de la hipnosis fuera de la consulta y la apariencia de la persona hipnotizada es la de una persona en estado de vigilia.
MITO: La hipnosis provoca reacciones inusuales, excepcionales y cuasi mágicas en las personas.
REALIDAD: La hipnosis no produce milagros, pero potencia habilidades que tenemos escondidas y que son desconocidas para nosotros, lo que hace que a veces pensemos que realmente hay magia.
MITO: La hipnosis es una terapia (hipnoterapia) que no exige ningún esfuerzo por parte del cliente para cambiar de comportamiento. Sólo las personas muy susceptibles, sin embargo, pueden beneficiarse de ella.
REALIDAD: Es cierto los resultado son rápidos, pero requiere disciplina por parte del paciente, sobre todo al principio. Hasta que llegue a dominar bien la técnica, debe practicar en casa entre 5 y 20 minutos diarios. Todas las personas pueden obtener beneficios.