Márcate un objetivo y elige tus metas. Resulta obvio que el objetivo que te planteas es encontrar un empleo, pero muchas veces sucede que el cansancio hace que ese objetivo se vea muy lejano o a veces imposible, por lo que es necesario no perderlo nunca de vista, pero no con el fin de obsesionarse con este hecho, porque seguro que te será difícil quitártelo de la cabeza, sino con el fin de plantearse la forma de llegar a él.
Para no caer en el desánimo resulta de gran ayuda planificar el camino hacia el empleo como una ruta dividida en etapas. Es mucho más fácil ir cubriendo etapas porque con cada pequeño objetivo que se vaya cumpliendo, se consiguen pequeños triunfos que servirán de alimento a tu ánimo para seguir adelante.
Ya hemos comentado en los artículos anteriores sobre la necesidad de conocerte a ti misma y de conocer el mundo laboral que te rodea, estos podrían ser pequeños objetivos iniciales y continuar con otras etapas que te irás construyendo.
Al final de este artículo hay un video de unos dos minutos de duración que puede servir de ejemplo.
Ten en cuenta que independientemente del plan que decidas poner en marcha, éste tiene que tener la característica de ser modificable, de tal forma que tu plan debe tener la suficiente flexibilidad como para poder ir cambiando dependiendo de los resultados y de las condiciones externas, y la suficiente rigidez como para que se consiga el objetivo final.
Por ejemplo, si después de haber llegado a los procesos de selección, te das cuenta de que no superas las entrevistas porque te pones muy nerviosa y eres incapaz de demostrar cual es tu verdadero potencial, quizá deberías plantearte realizar algún tipo de actividad encaminada a saber manejarte en ese tipo de situaciones.
Te dejamos con el vídeo, esperando que sea de utilidad.