¿Qué eres? “Vampiro” o “Vampirizado”
Cuando hablamos de que en las relaciones se produce, en no pocas ocasiones, una relación de dependencia emocional, no solamente nos estamos refiriendo a las parejas sentimentales.
Este tipo de interdependencia se puede dar entre parejas de cualquier tipo, y de cualquier condición. No es exclusiva de una forma de relación determinada.
Un caso muy común de este tipo de relaciones también lo podemos encontrar en las relaciones paterno o materno-filiales; en las relaciones laborales; en las deportivas; etc.
Incluso puede darse el caso de que en un tipo de relación se asuma un rol y en otra relación se tenga otro rol. Se puede ser dependiente emocional en una relación y “chantajista” emocional en la otra.
Pero no siempre se es consciente de que estamos viviendo este tipo de relaciones, porque como siempre lo hemos vivido así, nos parece hasta normal.
Sería conveniente intentar observar y analizar nuestro comportamiento con respecto a las personas de nuestro entorno para conocer cuál es nuestra forma de convivencia.
A quién echamos la culpa de que por ejemplo, cuando nos vayamos a acostar, esté la cama deshecha; o de que esté la cena fría cuando llegamos tarde; o de que no encontremos la falda o los pantalones que ese día queríamos vestir.
Si la respuesta es “a mi madre/padre” o “a mi marido/mujer”, debemos pensar en lo siguiente: ¿Cuál es nuestra reacción ante esto?, nos enfadamos y así se lo hacemos ver a los “culpables”.
Si la respuesta es afirmativa, se debe empezar a sospechar de que si no lo somos ya, estamos en el camino de llegar a ser un “vampiro” emocional.
El “vampiro emocional” se empieza a construir desde muy temprana edad, desde que se da cuenta de que tocando la fibra sensible de su padre o madre, haciéndoles sentir responsables y culpables de las cosas que no le gustan. A partir de ese momento continuará poniendo en práctica las experiencias aprendidas y si se ven reforzadas con el resultado que estaba buscando, estas conductas se repetirán continuamente.
Pero no nos engañemos, puede ser que el “vampiro emocional” se convierta en una persona sin recursos, que no sabe hacer otra cosa que manipular a otros, y que cuando se tope con alguien no manipulable, se acabó.