Regla nº 7: No existe el error, sino la posibilidad de descubrir una nueva vía.
“La noche memorable en que solté a la migala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible. Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos de la araña, que llena la casa con su presencia invisible. Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal.”
“La Migala”. Juan José Arreola
Ya sabes asumir tus responsabilidades, ya has aprendido a realizar uno de los pasos más importantes, porque el resultado no siempre es el que queremos, no va a pasar que en todos lo casos suceda lo que habíamos previsto.
En muchas ocasiones nos pasará que el resultado se aproxima a nuestra predicción y en otras no se acercará “ni de lejos”. Cuando esto ocurra, deberemos decidir si estamos satisfechos o no, si nos conformamos con lo conseguido o si queremos lograr algo diferente. Por ejemplo, si estamos estudiando para conseguir una nota de corte que nos permita el acceso a medicina y no lo conseguimos, pero sí hemos conseguido una nota que nos permita matricularnos en Ciencias Exactas, deberemos decidir si aceptamos ese resultado o no.
Si consideramos que el resultado es inaceptable y hay que intentarlo de nuevo, es muy importante examinar qué es lo que hemos hecho y como podríamos hacerlo de forma diferente.
Una vez realizado este examen, rápidamente buscaremos la solución, las alternativas, los cambios que es necesario realizar para que en esta ocasión salga bien.
Lo que no tiene ningún sentido es estar pensando en el problema continuamente, fustigarse por los fallos, compadecerse de la mala suerte y volver a hacerlo otra vez exactamente igual. Esto es lo que se llama centrarse en problema y no en la solución. No te tortures psicológicamente como hace el protagonista de La Migala.
Te imaginas que Rafa Nadal estuviera, aunque sólo fuera durante dos minutos, pensando solamente en la bola que ha fallado y maldiciéndose, en lugar de pensar en cómo mejorarlo… pues en esos dos minutos, el contrario habría vuelto a jugar, y como Rafa no habría estado concentrado en el juego, seguramente volvería a perder otra bola y así sucesivamente.
Piensa en el problema sólo el tiempo necesario, nada más.
Ya sabes que si se repiten las mismas condiciones, y en las mismas circunstancias vuelves a hacer lo mismo, el resultado va a ser igual. Así que cambia algo.
El error no existe, lo que llamamos error es una indicación, es una señal en tu mapa que te está diciendo que tienes coger otro camino, que tienes que cambiar de ruta, que tienes que hacer algo de forma diferente, en definitiva lo que mal llamamos “error” es en realidad una oportunidad, una ocasión única para colocar un nuevo camino en tu mapa. Aprovéchala y cambia algo.
El cambio puede ser cuantitativo, es decir, a veces hay que cambiar la intensidad, las ganas, el ímpetu, el ánimo con el que se aborda la cuestión; en otras ocasiones puede ser un cambio cualitativo, hay que hacerlo de otra forma, hay que probar algo diferente; y en otros casos puede ser tanto cualitativo como cuantitativo.