Regla nº 9: Se flexible, ten en cuenta los imprevistos.
Parece que lo tenemos todo calculado, hemos tenido la capacidad de asumir nuestra responsabilidad, de aprender de los errores y ya sabemos exactamente lo que hay que hacer, disponemos del conocimiento necesario como para tomar la decisión adecuada.
Y para ese viaje, ya sabemos, o al menos creemos saber, qué equipaje llevar.
No olvidemos el indiscutible peso que el optimismo, como tendencia natural en el ser humano, va a tener en la decisión que tomemos. Será tanta la influencia del optimismo, que en no pocas ocasiones nos cegará y nos nublará el conocimiento. Muy pocas veces se nos plantearán dudas sobre la viabilidad de nuestro fantástico proyecto, por lo que lo normal es lanzarnos a la aventura.
Es como cuando vas a hacer un viaje y antes de salir compruebas si llevas rueda de repuesto, quizá no has pinchado nunca en tu vida, pero sabes que te puede pasar y te aseguras de poderlo solucionar en el caso de que suceda. Y si te pasa, cambias los planes, ya no vas a llegar a la hora prevista, puede que te mojes mientras la cambias, etc. Por eso es importante tener cierta flexibilidad.
Con esto queremos decir que es lógico pensar que va a haber cuestiones que no tengamos en cuenta, algo normal, por otra parte, pero lo que sí podemos saber es que esto es muy posible que nos pase, es decir, que durante el camino que hemos decidido emprender, nos encontraremos con imprevistos, con escollos que ni tan siquiera habíamos pensado que pudieran surgir.
Como es inevitable toparnos con esas “piedras”, debemos tener la suficiente capacidad como para ser flexibles en las decisiones que hemos tomado y ser lo suficientemente hábiles como para poder cambiar sobre la marcha los matices que sean necesarios.
No te obceques con hacerlo todo tal y como lo tenías planeado, piensa que a veces, el ser flexible con los demás y, sobre todo, contigo mismo, hará que cumplas tus objetivos y además enriquecerás tu personalidad con unas inestimables dosis de tolerancia.